El décimo día de viaje, mi madre se dedicó a visitar a su gente, a sus primas, primos, sobrinos, sobrinas, amigos y amigas de infancia, en fin, a toda la gente que añora estando a más de 2,500 kilómetros de distancia. Yo la acompañe y me presentó a mucha gente que no conocía, pero quien fue su fiel compañero ese día fue su hermano, -mi tío- quien no se despegó de ella ni un momento.
y durante esas platicas tan amenas que tuvo ese día, poco comprendí directamente, pues ellos hablan solo en su idioma natal; el mixteco, el español, poco lo entienden y menos lo hablan, así que mamá me estuvo traduciendo parte de sus conversaciones. Yo la vi feliz compartiendo con sus seres queridos, recordando anécdotas y poniéndose al día con sus vivencias actuales, fue un día de reencuentros:
los chocolates que le regalaron a mamá. Aquí ya estábamos descansando en la casa donde nos dieron hospedaje.
ese día fue 24 de diciembre en víspera de noche buena! en la foto se ve mi sobrino (camiseta blanca) jugando con sus nuevos amigos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario