Después de caminar por el centro histórico de Quito, finalice mis visitas en esa ciudad en la Basílica del Voto Nacional un ícono de la fe y del turismo quiteño. El templo esta ubicado en el Barrio de San Juan, muy cercano al casco histórico. Su edificación fue concebida por el padre Julio Matovelle en el año 1883, quien fue el fundador de la Congregación de los Padres Misioneros Oblatos del Amor Divino al Corazón de Jesús y de María (Padres Oblatos) la única Congregación de Sacerdotes nacida en el Ecuador.
En 1884 se autoriza la ejecución del proyecto de construcción, la obra se terminó de construir en el año de 1924. Su estilo arquitectónico es Neogotico de gran influencia europea, de ahí que se le compare con las basílicas de Burgos (España) y a la de Notre Dame (Francia). La Basílica del Voto Nacional de Quito también es comparada con la Basílica de San Patricio ubicada en Nueva York E.U.A. Expertos señalan que esta basílica es la obra más importante de la arquitectura Neogótica ecuatoriana y una de las más representativas del continente americano.
Además de ser el templo más grande del Ecuador, también lo es de toda América Latina. Las dos torres frontales tienen 115 metros de altura y cuenta con 7 puertas de acceso, 3 en la fachada y 4 laterales, una sólida Cripta y un Panteón. En la parte superior de las fachadas se hallan 24 círculos, en donde se colocarán los escudos de los países de América.
La concepción de los sacerdotes oblatos, era que la iglesia debía ser majestuosa “para recordar que representa el consagrado Corazón de Jesús, que es la justicia social”
La Basílica está conformada por 24 capillas internas, 22 de ellas representan al número de provincias del país. El templo cuenta con grandes vitrales que representan la vida de la Virgen María y de Jesús.
La Basílica está abierta de lunes a viernes desde las 09:00 a 17:00 y el fin de semana de 06:00 a 18:30. El costo del ingreso es de USD 1 para turistas nacionales y USD 2 para extranjeros. Para subir a los miradores también hay que pagar otros 2 dólares.
Uno de los atractivos de la Basílica es su mirador (cúpulas de las torres) desde ahí se tiene una vista espectacular de Quito, pero antes de llegar al mirador en la última planta de la Basílica se encuentra una cafetería y un poco mas arriba el reloj y el campanario. Si no sufres de vértigo puedes subir hasta ellos, incluso llegar hasta las torres a través de un sistema de escaleras en forma de caracol, la verdad yo solo llegué hasta el reloj y de ahí vi una vista hermosa de Quito. No seguí avanzando porque me ganó mi miedo a las alturas. Una ancianita venia bajando por esas estrechas escaleras y me animaba a seguir subiendo, no me convenció, fue más fuerte mi vértigo, así que hasta ahí llegué.
El reloj de las torre de la Basílica me indicaba que ya era hora de bajar y finalizar con mi recorrido, me quedaban escaso par de horas para llegar de nuevo al hotel, entregar la habitación y decir adios a Quito.
Atrio
Foto del recuerdo en patios de la Basílica.
Aquí ya estaba esperando un taxi para irme al hotel a recoger mi maleta, el taxi me transportó hasta el hotel y cuando llegamos le dije al taxista que me esperará que solo iba por mi maleta y que me llevará a la central de autobuses. El trafico de Quito a esa hora (medio día) era muy intenso. Desde el hotel hasta la central, el tiempo de recorrido fue de casi una hora.
Mientras llegábamos a la central pude apreciar lo dinámica y bella que es la ciudad de Quito, vi muchas construcciones nuevas y en desarrollo, el taxista me confirmó que el país antes de la llegada del presidente Rafael Correa se encontraba en ruinas, me dijo que mucha gente migraba por falta de empleo, ahora con Correa, dijo "el país se esta levantando" pues hay empleo, habló de créditos baratos y otras bondades del gobierno de Correa, la verdad yo noté ese dinamismo económico en Quito, se aprecia a simple vista cuando en una ciudad circula dinero.
Pasada la una de la tarde llegué a la central de autobuses, había un autobus a punto de partir hacia la ciudad de Tulcan fronteriza de Ecuador con Colombia, que es a donde me dirigía, así que compre mi boleto; su precio fue de alrededor de 5 dólares. El viaje hasta la frontera fue de alrededor de 7 horas. Durante el trayecto hacia allá, de nueva cuenta me tocaron puntos de revisión militar, donde volví a vivir la misma experiencia de trato despótico por parte de los agentes.
Llegué a la central de autobuses de Tulcan antes de las 7 de la noche, de ahí tomé un taxi hacia el paso fronterizo, me dirigí a las ventanillas de migración ecuatoriana y registre mi salida; después pasé del lado Colombiano y registre mi entrada, ya cumplido el requisito de ingreso al país, tomé otro taxi con dirección a la central de autobuses de la ciudad colombiana de Ipiales, ya en la central compré mi boleto de autobus con dirección a Medellín, mi próximo destino de viaje. El autobus partió después de las 7 de la noche.
Me gusto mucho Quito, creo que volvería a Ecuador, este país tiene mucho que ofrecer a los viajeros, sin embargo, creo que todos los ecuatorianos desde la ciudadanía, los agentes del gobierno y prestadores de servicios tienen que hacer un esfuerzo mayor para mejorar el trato hacia los viajeros y turistas, la impresión que me llevé de los ecuatorianos es que no son muy serviciales.
Los espero en mi próximo post donde empezaré a relatar mi viaje a Medellín.
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